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Septiembre 12 de 2009
Boletín del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, dirigido a sus estudiantes, profesores y amigos

MARÍA EMMA WILLS
Este domingo 6 de septiembre en el corregimiento de El Salado, municipio de El Carmen de Bolívar, a dos horas de Cartagena, se lanza el informe sobre la masacre que ocurrió en febrero de 2000. Siguiendo con la metodología adoptada por el grupo de Memoria Histórica, esta masacre fue escogida como uno de los casos emblemáticos a reconstruir porque ella ilustra y condensa la barbarie de esta guerra. Leer el informe le permite a cualquier colombiano comprender cómo el conflicto colombiano, sobre todo en períodos recientes, derivó en una guerra de masacres cometidas con altos grados de sevicia en la que los actores armados estigmatizaron a pueblos enteros por vivir en territorio ‘enemigo’ y convirtieron a sus habitantes, todos sin excepción, en ese ‘otro’ que, despojado de su humanidad, se convertía en sus manos en un objeto sobre el que ejercían, sin contemplación, prácticas de humillación, tortura, vejación y exterminación.

El país se ha enterado a través de las versiones libres las razones que aducen los paramilitares Carlos Castaño y Jorge 40 entre otros, de haber ordenado y planeado esta masacre. A través del informe y de la Semana por la Memoria, el grupo de MH quiere que en esta ocasión la opinión escuche primordialmente a las víctimas sobrevivientes y conozca los nombres, las vidas, los atributos de cada una de las personas inermes que fueron torturadas y asesinadas ante los ojos de sus parientes.

La Semana es también un espacio para que los colombianos y las colombianas nos enteremos sobre el tipo de reparación que reclaman las víctimas sobrevivientes. En particular, estos días son una oportunidad para que el país comprenda, escuchando a las víctimas, el sentido de justicia que mueve a madres, esposas, hijas, hermanos, padres sobrevivientes. Desde sus voces, es posible que quienes no hemos sufrido en carne propia los horrores de la guerra, comprendamos que la justicia que ellas reclaman pasa principalmente porque los responsables realmente respondan y paguen por sus crímenes.

A través de sus relatos es también posible entender lo que esta comunidad perdió en el desplazamiento que siguió a la masacre. Desde sus memorias, podemos imaginarnos ese pueblo próspero donde había varios colegios, un puesto de salud, más de cinco equipos de fútbol y una biblioteca, orgullo de sus habitantes; podemos revivir las festividades que atraían a tantos vecinos y visualizar los camiones que bajaban al Carmen cargados de productos agrícolas y convertían al Salado en la despensa de la región. Podemos entender como el desplazamiento provocado por la masacre rompió lazos construidos a lo largo de décadas, disolvió una vida en común, despojó a familias enteras de un lugar digno para vivir y compartir con vecinos y parientes.

Además del lanzamiento del informe sobre esa masacre titulado ‘Esa guerra no era nuestra’, se lanzan otros resultados, entre otras un documento ‘El despojo de tierras y territorios’ que propone una tipología de mecanismos de despojo que permite investigar sistemáticamente este fenómeno. ¿Qué es lo que está en juego en esta guerra? nos preguntamos frecuentemente los colombianos. Este documento sobre despojo quiere llamar la atención justamente sobre las lógicas de apropiación y expropiación de la tierra que se mueven y nutren el conflicto armado colombiano.

Además de muestras documentales, fotográficas y artísticas, durante la Semana de la Memoria, dos profesores del Departamento presentan trabajos en los que han colaborado. Por un lado se hacen públicas las Herramientas para reconstruir memoria histórica que produjo un equipo interdisciplinario en el que participó María Emma Wills; y por otra parte en un conversatorio, Camila de Gamboa, Eduardo Pizarro y Jorge Giraldo discutirán la última publicación de Iván Orozco, Justicia transicional en tiempos del deber de Memoria. Las Herramientas quieren brindar los instrumentos conceptuales, metodológicos, éticos y psicosociales para que organizaciones sociales puedan impulsar sus propios procesos de recuperación de la memoria histórica del conflicto en sus comunidades y el libro del profesor Orozco busca enriquecer la discusión que se ha dado alrededor del deber de memoria.

Esperamos que muchos colegas, estudiantes, amigos nos acompañen en los diversos eventos programados durante la Semana. Para más información y para descargar toda la programación se puede consultar la página del grupo.



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