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RALF LEITERITZ Hace aproximadamente dos años los profesores Botero y Tickner de nuestro Departamento realizaron una encuesta de las opiniones de los colombianos sobre asuntos de la política exterior del país y de las relaciones internacionales. Lo que me sorprendió al ver los resultados de dicha encuesta, fue el porcentaje relativamente alto de colombianos que percibían a China como una amenaza en vez de como una oportunidad para el país. Yo personalmente pensé que este resultado se dio más por la ignorancia que por hechos reales o experiencias directas con China. Parcialmente en respuesta a los resultados de esta encuesta, el pasado jueves el Centro de Estudios Internacionales (CEI) de nuestra Universidad llevó a cabo una conferencia dedicada a las relaciones políticas entre América Latina y China. Gracias al respaldo de varias instituciones (incluyendo el Consejo Británico, el Instituto Confucio, la Embajada de Estados Unidos y la Universidad de Naciones Unidas), el CEI pudo contar con la participación de académicos extranjeros de alto calibre. La conferencia exploró el asunto de si las relaciones entre China y América Latina en general, y con Colombia en particular, pueden ser más que simplemente comerciales y de inversión. Mientras Sandra Borda sintió que ellos podían, al menos potencialmente, incluir ítems tales como los derechos humanos y la lucha contra las drogas ilegales, los conferencistas chinos adoptaron un tono más bien cauteloso enfatizando la poca prioridad de América Latina en la actual agenda de política exterior china. En general, Song Xinning y Han Zhaoying —los académicos chinos presentes en la conferencia— argumentaron que China aún sigue una estrategia orientada hacia adentro. Sin duda, el apetito chino por recursos naturales es considerable y crucial para su actual modelo económico. Sin embargo, señalaron que la compra de recursos naturales en todo el mundo (en vías de desarrollo) no es una estrategia sostenible para China y difícilmente puede ser la base de una relación económica de largo plazo. De hecho, la modestia de los conferencistas chinos sobre el poder material y las aspiraciones globales de su país me sorprendieron. Fueron insistentes en enfatizar que China no tiene una agenda política en su relación con países en vía de desarrollo. Según su opinión, China toma la hegemonía de los Estados Unidos en América Latina como dada y por lo tanto evita desafiar a Estados Unidos en su propio "patio trasero". No obstante, como también se señaló, esta percepción china está basada en información desactualizada y por lo tanto alentaron a los oficiales y académicos chinos a mirar un poco más de cerca qué está pasando actualmente en la región. Por otro lado, varios conferencistas mencionaron el riesgo de lanzarse sin cuidado alguno a firmar tratados de libre comercio con China. Perú, Chile y México lo han hecho en el pasado, no necesariamente para su beneficio en el largo plazo, particularmente en relación con su propia industria manufacturera, como Carol Wise de la Universidad del Sur de California enfatizó en su ponencia. Como resultado, Colombia está en una urgente necesidad de un debate público sobre los costos y beneficios de un tratado de libre comercio con países asiáticos en general, y China en particular. Dejé la conferencia ayer con la impresión de que la política significa principalmente negocios para las relaciones entre China y América Latina. Sin embargo lo económico está estrechamente ligado con lo político, como Chris Alden, del London School of Economics and Political Science, ilustró para el caso de las relaciones entre China y África. Seguir una política de no interferencia en asuntos domésticos en los países africanos en aras de mantener una excelente relación comercial y de inversión china se ve inevitablemente envuelto en las políticas nacionales al unirse a las elites gobernantes de los países socios. Todos los conferencistas coincidieron en que es esencial el intercambio de mayor información y aprendizaje mutuo para preparar a Colombia para China y a China para Colombia en el futuro próximo. Ojalá mas eventos como el que se llevó a cabo el jueves se realicen para llenar este vacío considerable. P.D. En el editorial de la semana pasada, el profesor Nasi escribió sobre "la crisis de identidad" de los estudiantes de Ciencia Política, tanto los actuales como los que ya pasaron. Viendo un número de estudiantes relativamente pequeño en la conferencia de ayer no puedo evitar pensar que parte del problema yace en los mismos estudiantes. Si solamente se interesan por pasar los exámenes sin mirar a su alrededor o lo que sucede en su propio Departamento, ¿cómo podrían evitar un shock con el "mundo real" de la globalización "allá afuera" donde es necesario un poco más que el conocimiento obtenido por medio de libros y artículos leídos en los cursos? ¿Comentarios? rleiteri@uniandes.edu.co |
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